El 26° Julio Cultural Universitario (JCU) siguió transitando los barrios de la ciudad con una propuesta que reafirma el compromiso de la universidad con la cultura, la comunidad y la extensión territorial. El Centro Cultural Mate Cocido, ubicado en el Barrio ATE (Lavaisse 3.542), se convirtió en escenario de un emotivo encuentro musical con la presentación del cantor y compositor jujeño Bruno Arias, acompañado por la Orquesta Popular Rolando “Chivo” Valladares, bajo la dirección de Rony López.
Con la presencia de la vicerrectora Mercedes Leal, el secretario de Extensión, Marcelo Mirkin, vecinos y familias se acercaron al centro cultural para disfrutar de un repertorio profundamente arraigado en las raíces del norte argentino, fiel reflejo de las historias, luchas y emociones de nuestro país. A través de sus canciones, Bruno Arias visibilizó realidades sociales y culturales de su provincia natal, Jujuy, reafirmando el poder transformador del arte como herramienta de sensibilización y encuentro.
Este tipo de propuestas no ocurren por casualidad: son el resultado del trabajo sostenido de los Centros de Extensión Territorial, espacios estratégicos que acercan la universidad a los barrios, promueven la participación comunitaria y fortalecen la identidad cultural desde lo local. El Centro Cultural Mate Cocido es uno de ellos: un punto vivo de arte, educación y convivencia, donde la cultura no es un privilegio, sino un derecho.
El concierto, que se enmarca bajo la consigna “La música hace bien”, fue libre y gratuito, en línea con el espíritu inclusivo del Julio Cultural Universitario, una de las iniciativas de extensión más longevas y queridas por la comunidad. Durante más de dos décadas, el JCU ha recorrido plazas, barrios, teatros y espacios públicos, democratizando el acceso al arte y generando oportunidades para artistas locales, regionales y nacionales.
Una vez más, la Secretaría de Extensión Universitaria reafirma su compromiso con una universidad presente, abierta y comprometida con su entorno. Porque el conocimiento también se construye en los barrios, en los acordes de una guitarra, en la voz de un cantor y en la sonrisa de una familia que disfruta junta de su cultura.













